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Argentina, Chile y la Barrick Gold: “Estamos frente a un monstruo común y tenemos que ver maneras de golpearlo binacionalmente”
Entrevista a Lucio Cuenca
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA, Chile 23 de abril de 2009 -¿Qué dice concretamente ese documento? El documento hace una serie de manifestaciones de buena intención, de que hay que cuidar los glaciares, tener en cuenta el cambio climático, etc. pero inventa un concepto que dice que la autoridad puede autorizar la intervención de glaciares de acuerdo al interés de la nación. El “interés de la nación” es un concepto jurídico que en Chile no existe; existe el interés público, el interés del estado, pero no el de la nación. Es un concepto ambiguo, que no está regulado. Dejan abierta la puerta para que se haga cualquier cosa y se deja en manos del arbitrio de una autoridad determinar qué se interviene y qué no. Y para nosotros eso es muy simple, los glaciares no se pueden tocar. Son la fuente de agua fundamental. Para países como el nuestro, que están al lado de la cordillera de los Andes, y en el caso de Chile específicamente para el norte, los glaciares, tanto los blancos como los de roca, son fundamentales para el ciclo hídrico de la vida de todos los valles transversales que existen allí, y sobre todo para el valle del Huasco, amenazado por el proyecto Pascua Lama. -¿Cómo se viene dando la resistencia en relación a Pascua Lama y a otros proyectos megamineros? Hay que considerar que Chile siempre se ha definido culturalmente como un país minero. Por lo tanto, durante mucho tiempo, y sobre todo con la nacionalización de la minería que se hace en el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, se asocia que la minería es el sueldo de Chile, es la viga maestra de la economía, una serie de conceptos que se instalaron en el colectivo nacional. Cuando comienza la expansión de la minería sobre todo a partir del año 90, ya con una minería reprivatizada, inicialmente la gente se aguanta una serie de costos que se le transfieren a su vida, pero con el tiempo ha ido tomando conciencia, se ha ido movilizando. Hoy en día hay conflictos en la mayoría de los lugares donde se está abriendo una nueva faena minera. En el caso del valle del Huasco, llevamos ocho años de conflicto, ocho años de vigilancia de la comunidad sobre lo que se está haciendo, ocho años de movilización y acciones, un proceso muy agotador, muy desgastante, con el gobierno en contra, con la compañía minera que fomenta la corrupción social y política y que está sistemática y brutalmente interviniendo sobre la comunidad. A pesar de eso, hoy en día se mantiene, quizás un poco más descoordinado, un proceso de resistencia y de oposición al proyecto. Más allá de que el proyecto formalmente avance, lo fundamental es que la gente sigue opuesta al proyecto. El gobierno podrá entregar todos los subsidios y todas las autorizaciones pero la gente sigue en contra y eso no le da legitimidad a las decisiones que ha tomado. Eso es lo que motiva. A pesar de que Barrick ha invertido millones y millones de dólares en campañas publicitarias, en donaciones, en comprar autoridades, la gente sigue pensando que el proyecto es malo para su vida y malo para Chile. Más allá de lo formal, el proyecto sigue -Hay un alto grado de concientización, seguramente tienen que ver los ocho años de lucha… Sí y también tiene que ver con los actores involucrados. Ésta es una región que cuenta con una iglesia muy comprometida. Es una zona tradicionalmente minera y a pesar de eso existe mucha minería artesanal y mucha agricultura. La vida de la gente ha estado asociada, por siglos, al agua, a la agricultura y a estos valles que son transversales desde la cordillera hacia el mar. Entonces, proyectos como éste que van a intervenir las nacientes de las aguas donde están los glaciares son aberrantes para la gente. Hay que recordar también que esto se ha ido construyendo por parte de la empresa y el gobierno con mentira tras mentira y las mentiras han sido develadas por la gente y por las organizaciones que apoyamos a la comunidad. Acá ha habido ocultamiento de la existencia de glaciares, se les ha cambiado el nombre, se han contratado expertos científicos para que digan que estos no son glaciares, acá se dijo que tenían experiencia para trasladar glaciares exitosamente, poniendo ejemplos de otros lugares del mundo. Todo esto se ha descubierto, se ha denunciado y se ha visto que esta empresa actúa con el poder del dinero, corrompe y miente sistemáticamente. Estos son elementos muy importantes para la convicción de la gente. Sin duda, hay gente que se ha quebrado, que ha tenido que ceder frente a estos poderes, sobre todo cuando el estado se retira y te deja indefenso frente a estas grandes compañías. Pero, por ejemplo, desde el obispo de la región hasta todos los curas y las religiosas de la zona están en contra del proyecto y lo han denunciado, es decir no sólo tienen una actitud pasiva de estar en contra sino una actitud activa de denuncia y movilización. El obispo ha denunciado por los medios de comunicación que Barrick está fomentando la corrupción en la gente, que está repartiendo dinero y que está vulnerando la libertad de decidir que la gente tiene frente a estas cosas, frente a sus opciones de desarrollo. Le ha dado mucha fuerza moral al movimiento el acompañamiento que hace una iglesia comprometida con la vida, con el agua, con las distintas expresiones de la cultura local. -¿Cuáles son los desafíos de estas resistencias? Mirado desde el punto de vista binacional, hay un gran desafío que, a pesar de los esfuerzos, no hemos logrado, que es generar una coordinación binacional de la resistencia, lograr una estrategia común, lograr acciones coordinadas, ya que han sido puntuales las cosas que hemos hecho. Por ejemplo, hoy en día, frente a la situación de los glaciares de ambos países, debiéramos tener una estrategia común. Hoy, nuestros países adquieren compromisos a nivel internacional respecto del cambio climático, pero sin embargo hacia adentro lo que están haciendo es destruir, en este caso específico, los glaciares, permitir que se destruyan. Son compromisos de papel que van aparejados de una serie de compromisos comerciales que nuestros gobiernos hacen. Todo eso debiera ser base para fundamentar nuestra acción, para tener una estrategia común. El hecho de que en Argentina se esté discutiendo la ley de glaciares y que en Chile se haya negado la legislación de glaciares y que nos salgan con una triquiñuela de una política que no sirve para nada, que por el contrario nos va a perjudicar, son hechos que hay que tener en cuenta, lo mismo que el Tratado Minero. Respecto a ese tratado, creo que no hemos logrado establecer una estrategia que permita conjuntamente perseguir su derogación. Ese tratado es Pascua Lama, es Barrick, pero también tiene una serie de dimensiones que son nefastas para nuestros países. Debiéramos poner más acento sobre eso. Quizás aquí exista más conciencia de algunos parlamentarios, pero debiéramos instalar que se revise, que se busque la derogación. Eso, en términos estratégicos, debería ser central en el campo binacional. A nivel local, en los países, necesitamos buscar maneras de fortalecer las resistencias, ya que son procesos muy largos, muy desgastantes, de ocho o nueve años que hoy en día se hacen sentir en el proceso de la comunidad que, además debe resistir cotidianamente a la violación de estas empresas. Si bien eso va siendo incorporado a la vida de la gente, también es muy desgastante, entonces tenemos que ver cómo nos retroalimentamos desde ambos países para que en esas resistencias sintamos que estamos acompañados, que hay información que fluye de ambos lados de la cordillera, que se sepa que las cosas que hace Barrick aquí son muy similares a las que hace allá, que hasta los millones de dólares que se reparten en Chile son similares a la cantidad de millones de dólares que se reparten acá. Es importante que la gente en Chile y en Argentina se entere de esas cosas, para que vea que estamos frente a un monstruo común y que tenemos que ver maneras de golpearlo binacionalmente.
Entrevista realizada por Patricia Agosto*,
en el marco del IX encuentro de la UAC
Intervención de Lucio Cuenca, OLCA, Chile, en el Foro “PROTECCIÓN DE LOS GLACIARES Y DEL ECOSISTEMA ANDINO”
23 de abril de 2009
Chile, país minero Quiero contarles que estamos acá un grupo de chilenas y chilenos, tanto de Santiago como del Valle del Huasco, que es el valle que hoy está amenazado por el proyecto Pascua Lama de Barrick Gold. Venimos a estrechar lazos, compartir las experiencias y establecer todas las coordinaciones necesarias, las estrategias, las acciones coordinadas para enfrentar esta amenaza. Voy a tocar algunos temas que tienen que ver con “Chile, país minero”. Chile cuenta con una tradición, una cultura, con un rol relevante de la minería en el desarrollo del país. Por la importancia que tiene esta actividad, se llega en los años 70 a un proceso de nacionalización, con el presidente Salvador Allende, desde 1970 hasta el golpe de 1973. Luego viene un proceso que es el que seguimos viviendo hasta el día de hoy, de generar una nueva institucionalidad en Chile, refundar Chile pero también refundar todos los instrumentos que luego permitirían la reprivatización de los recursos naturales, particularmente la minería y el agua. Los últimos veinte años hemos vivido una expansión feroz de la minería. Chile ha triplicado su producción minera en los últimos 18 años. Y eso se ha hecho fundamentalmente a través de la inversión de las empresas transnacionales. En los últimos 18 años se han invertido en Chile 18.000 millones de dólares de empresas transnacionales. Desde nuestra perspectiva, esto se ha hecho en un marco institucional, bajo un sistema democrático que todavía tiene tremendas precariedades y que no da garantía, donde no se están respetando los derechos colectivos, los derechos de las personas. Hoy en día la expansión de esta minería está poniendo en jaque la vida de prácticamente toda la zona centro y norte de Chile, a través de los impactos sociales, la migración forzada. Hay pueblos completos que han tenido que abandonar sus localidades por la pérdida o contaminación del agua, por la invasión de las empresas transnacionales. Al año 90, sólo el 30% de la minería que se desarrollaba en Chile era minería privada y el 70% era minería estatal. Hoy en día esa relación se ha invertido, menos del 30% de la producción minera es estatal y un poco más del 70% es producción minera transnacional. El año 2007, las 17 empresas transnacionales más grandes de Chile se llevaron 20.000 millones de dólares en utilidades. El presupuesto nacional de Chile ese mismo año fue de un poco más de 30.000 millones de dólares. Todo lo que el estado de Chile destina a educación, salud, a todo el funcionamiento del estado es un poco más de 30.000. O sea se han llevado ese año dos tercios en equivalencia al presupuesto nacional. Y ese año ganaron más dinero de todo el que han invertido en los últimos 18 años. En un solo año han recuperado la inversión de casi 20 años. Y este proceso se dio con una disminución de entre el 20 y el 30% del empleo. Se ha triplicado la producción, se han hecho estas millonarias inversiones y el empleo en la gran minería ha disminuido en casi un 40%. Menciono estas cosas porque son parte de la mitología que se muestra en otros lugares para promover este tipo de minería. Esas cosas han hecho que hoy en día, en Chile, donde aparece un nuevo proyecto minero hay un conflicto levantado por la comunidad local. Hoy hay La institucionalidad que hoy soporta esta expansión minera son leyes que impuso la misma constitución que hoy sigue existiendo en Chile, que heredamos de Pinochet. Esa constitución excepcionalmente protege una actividad económica especial, que la pone en un rango superior sobre el resto de las actividades, que es la minería. Permite la reprivatización y da una serie de protecciones como no tiene ninguna otra actividad económica. De ahí surge la Ley de Concesiones Mineras, la concesión plena, el Código Minero, que permiten todo esto. Paradójicamente, la expansión se da a partir del año 90, cuando comienza la transición a la democracia. Incluso se profundiza el modelo, entregando más garantías a las empresas transnacionales y se agrandan las pérdidas patrimoniales para el estado chileno. Hoy en día nos damos cuenta que la transición a la democracia en Chile ha estado condicionada por las empresas transnacionales mineras. Que hoy nos digan que tenemos una mala ley, tiene que ver con las presiones, con el chantaje, la injerencia y los millones de dólares que están circulando en nuestros países inyectados por estas empresas para fomentar la corrupción. También influyen el lobby, el tratado minero y el bloqueo sobre la legislación de protección de glaciares, que no sólo ocurre en la Argentina, sino que ha ocurrido en Chile. Sólo que en Chile ha sido más efectiva, porque ni siquiera se llegó a formular un proyecto de ley de protección de glaciares, nos bloquearon antes de que el gobierno tuviera la voluntad de mandarla al parlamento. Estamos viviendo una especie de democracia secuestrada por estas institucionalidades que heredamos de la dictadura y que en gran medida coartan que efectivamente se ejerza la soberanía, que el pueblo pueda libre e informadamente decidir sobre este tipo de materias que son estratégicas y fundamentales para nuestro país. En ese contexto, se ha venido desarrollando el proyecto Pascua Lama, las injerencias de Barrick sobre el tratado minero y sobre otras legislaciones. Proyecto Pascua Lama El Valle del Huasco es un valle donde viven más de 70.000 personas. La comuna que alberga la zona que pretende intervenir la Barrick es la de Alto del Carmen. Hasta ahora ese valle es agrícola y la comuna de Alto del Carmen genera empleo en trabajo de temporada muy superior al que tiene capacidad de cubrir con su propia fuerza laboral. En esa comuna se podría decir que no hay cesantía, desempleo. Las principales preocupaciones por Pascua Lama tienen que ver con el agua y la intervención de los glaciares. El yacimiento se prevé desarrollar bajo tres glaciares, Toro I, Toro II y Esperanza. Hay que tener en cuenta también que tiene complejos de glaciares muy cercanos, entre ellos uno binacional, que es el Guanaco. Estos glaciares son parte sustancial del ciclo del agua de todo el valle. En esa zona nacen cinco ríos, que son los que surten posteriormente al río principal, que es el Río Huasco, que abastece toda la actividad económica y la vida de esa zona. Por otro lado, en este lugar existe una comunidad originaria, que es la comunidad Diaguita Huascoaltina. Barrick, haciéndose parte de un proceso de usurpación, compró 50.000 has. que hoy tiene en propiedad, o sea, no sólo tiene la concesión minera sino que tiene esas tierras, sabiendo que son parte de una estancia que desde hace muchos años había sido reconocida por el estado chileno como parte de la comunidad indígena. Barrick ya intervino los glaciares. Hay estudios de la Dirección General de Agua que certifica que esos tres glaciares han disminuido entre un 50 y un 70%. Hay testimonios, fotografías e informes que dicen que Barrick construyó sobre el glaciar Esperanza trece plataformas de sondaje, con disminución de hielo, pasando maquinaria por encima, construyendo caminos sobre el glaciar, etc. A eso se suman 150 plataformas alrededor de ese mismo glaciar y la construcción de un camino sobre los glaciares Toro I y Toro II. La disminución de esos glaciares no es producto del cambio climático, como lo ha querido hacer ver la empresa. A esa altura de la Cordillera de los Andes, casi 5000 metros de altura, las diferencias de temperatura del cambio climático no son tan significativas respecto de la disminución de estos glaciares, por lo tanto, hay una relación directa entre la intervención de Barrick y la disminución que se ha observado hasta el día de hoy. Además, la Barrick ha puesto gran cantidad de dinero en circulación en la zona y eso no solamente ha fomentado la corrupción a nivel social, microcorrupción, sino también a nivel político. Barrick ha puesto 60 millones de dólares para el convenio con los grandes agricultores que son los que manejan la Junta de Vigilancia del Río, o sea los que administran las aguas del Valle del Huasco; 10 millones de dólares para crear una fundación de desarrollo junto con el gobierno; y además cientos de pequeñas iniciativas de regalo de ambulancias, de dinero a las municipalidades, de camisetas de futbol, de computadoras para las escuelas, o sea una intervención que ha sido sistemática. Han invertido gran cantidad de dinero en campañas comunicacionales a nivel nacional, en televisión, diarios, revistas de circulación en todo el país. Así, sin que se haya sacado todavía una onza de oro, se ha invertido una cantidad millonaria de recursos. Hay que observar también que los 60 millones de dólares que se da a la Junta de Vigilancia y los 10 que se comparte con el gobierno, se entregaron durante el proceso de evaluación ambiental, o sea cuando todavía no se había tomado una decisión para entregar la calificación ambiental del proyecto, o sea esto es una injerencia directa sobre los distintos actores, incluso el mismo intendente que encabeza la Comisión Regional del Medioambiente que tiene que decidir y votar sobre el proyecto. Ha sido descarada la intervención sobre autoridades y políticos de la zona y también ha sido brutal la intervención sistemática y cotidiana que sigue haciendo la empresa en el Valle del Huasco para vulnerar la libertad de decidir de parte de la comunidad. El conflicto Pascua Lama en el caso chileno ha sido muy emblemático. De los conflictos socioambientales que hoy se dan en Chile, en muchos lugares a lo largo de todas las regiones, sin duda marca un punto de inflexión en estos procesos. Porque es un conflicto relacionado con la minería pero también porque los actores involucrados en el caso, como Barrick, algunos actores nacionales y locales vinculados a las redes de poder y de las influencias en nuestro país, han hecho que se transforme en un conflicto emblemático. El conflicto Pascua Lama, que es un drama para mucha gente, ha hecho aportes desde el conflicto local a preocupaciones que tienen que ver con temas nacionales, e incluso globales. Antes del conflicto Pascua Lama, en Chile prácticamente no existían glaciares, no existían en la conciencia de la gente. A partir del conflicto surge una gran preocupación por los glaciares y surge un compromiso de muchos dirigentes políticos y del gobierno que, frente a los debates internacionales sobre el cambio climático, las consecuencias en nuestros países y la crítica situación del agua en nuestro país, proponen crear instrumentos de protección. En el caso de Chile, a pesar de toda la preocupación, de toda la movilización, de que éste se transformó en un conflicto de preocupación nacional e internacional, la presidenta Michelle Bachelet, que se había comprometido a generar instrumentos para proteger los glaciares, en el año reciente ha renunciado a legislar sobre esto, ni siquiera llegamos a tener una ley de protección de glaciares. Lo que se ha hecho es que el Consejo de Ministros, que es la máxima autoridad ambiental del país, ha aprobado un pequeño documento de nueve páginas al que han denominado Política de Protección de Glaciares. Ese documento, que es hoy orientador de la política pública y ambiental de nuestro país, se está transformando en el instrumento para legalizar, para consagrar finalmente, la posibilidad de que se intervengan los glaciares. Ese documento, si bien dice que se debe conservar, proteger, etc., en una de sus partes dice que la autoridad, por intereses superiores de la nación, puede permitir que se intervengan estos ecosistemas tan frágiles y tan vitales para el ciclo hídrico y la vida en distintos lugares de Chile. Hay que decir que éste es un concepto jurídico que no existe en nuestra legislación. Se han instalado otros conceptos como el interés público, el interés del estado, etc. pero el de “intereses superiores de la nación” aparece en este documento y no está consagrado en nuestra legislación. Deja abierta la puerta para que las mineras dispongan de los glaciares de nuestro país. Se requiere que podamos diseñar esta ley en conjunto, necesitamos coordinar las comunidades de Chile y de Argentina y definir estrategias comunes. El tema estratégico, el tema de fondo, es echar abajo el tratado minero. Haber abierto la alta Cordillera de los Andes para este tipo de intervención de la gran minería es un crimen. Allí es donde nacen las aguas, los glaciares, los ríos, y por lo tanto necesitamos ponernos de acuerdo. Los invito a que podamos diseñar esa estrategia que permita, además de tener instrumentos de protección de los glaciares y de todo el ciclo hídrico, echar abajo el tratado minero entre Chile y Argentina. Esa no es la manera que necesitamos para integrar nuestros pueblos.
Fotos: Martin Vidal*
Ver artículo sobre el desarrollo del 9º Encuentro de la UAC: Entrevista al Fiscal Federal de Tucucman, Antonio Gustavo Gomez Intervención de Carlos Seara, geólogo de Córdoba *Integrantes del Equipo de Educación Popular “Pañuelos en Rebeldía” y del Centro de Investigación y Formación de Movimientos Sociales Latinoamericanos |
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