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La Visibilización en marcha de los pueblos originarios
Por Patricia Agosto*
Imágenes: Martín Vidal* El 20 de mayo confluyeron en la histórica Plaza de Mayo alrededor de ocho mil integrantes de comunidades indígenas de todas partes del país. Tres columnas habían partido el día 12 desde distintas regiones: el noroeste, el noreste y el sur y, recorriendo varias provincias, llegaron a Buenos Aires los trajes, los instrumentos, las danzas, las wiphalas, las voces de hermanas y hermanos de las comunidades kolla, quom-toba, wichí, mocoví, guaraní, diaguita, comechingón, mapuche, huarpe. Acompañando la marcha que los tenía como protagonistas, participaron organizaciones sociales y organismos de derechos humanos, como las Madres de Plaza de Mayo que ese jueves compartieron con los pueblos originarios la plaza que las ve hacer la ronda por la verdad, la memoria y la justicia desde hace más de treinta años. Un cordón de rostros indígenas marcaba el encuadre de la marcha por Avenida de Mayo y, observando su paso y participando a la vez, podían verse centenares de ojos llenos de lágrimas de la sociedad no indígena que veían como en “su” ciudad se hacían visibles los reclamos históricos y las resistencias de estas comunidades negadas por la historia oficial y reprimidas en su propia existencia desde la conquista y la posterior constitución de los estados nacionales, por un poder político y económico que fácilmente puede catalogarse de genocida. La marcha, que pasaba con pancartas en las que se podía leer “La tierra robada será recuperada” y “La tierra no se vende, la tierra se defiende”, iba acompañada por gritos emocionados tales como: “vivan los pueblos originarios”, “estamos con ustedes”, “sigan resistiendo”. La fecha elegida para este nuevo Malón de la Paz no fue casual. Estamos en medio de los “festejos” del bicentenario de la revolución que dio origen a un país y a un estado que se construyó a partir de la negación y destrucción de las diversidades culturales e identitarias, entre las cuales se encuentran los pueblos originarios. En este sentido, el documento de la marcha que lleva el título de “Caminando por la Verdad, hacia un Estado Plurinacional”, expresa: “El Bicentenario debe ser la oportunidad histórica para generar el acto de reivindicación que las naciones originarias esperan en el silencio de sus montes, cordilleras, estepas, valles y montañas. Un silencio que ha sido interrumpido por el tronar de motosierras que todo desmonta, el rugido de topadoras y explosivos de las mineras que todo lo vuelan, el ingreso de petroleras que todo lo envenenan, la penetración de iglesias y sectas que todo lo convierten, partidos políticos y ofertas electorales que quiebran toda la unidad comunitaria”. La movilización, impulsada por la Confederación Mapuche de Neuquén, la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita (UPND de Tucumán), la Coordinadora de Organizaciones Kollas Autónomas (Kollamarka de Salta) y el Consejo de Autoridades Indígenas de Formosa y con un papel importante de la Organización Barrial Túpac Amaru, fue un medio de denunciar al país los despojos de que son víctimas las comunidades, así como demostrar que los pueblos originarios siguen resistiendo a través de la tenaz defensa de su dignidad como comunidades preexistentes a la colonización europea y a los estados republicanos que nacieron con la ruptura del lazo colonial. El documento, leído en la histórica plaza capitalina y luego entregado a la Presidenta de la Nación, se refiere a que la Argentina es un país plurinacional y pluricultural, ya que 30 naciones originarias son preexistentes a la constitución del estado nacional y representan 20 lenguas originarias, cosmovisiones milenarias, normas de justicia y convivencia comunitarias, conocimientos, saberes y prácticas que sostienen propios sistemas de salud, de producción y de educación, que les han permitido resistir con la fuerza de la memoria histórica de sus raíces ancestrales. Se rescata también la lucha histórica de las mujeres indígenas: “nuestra presencia con clara identidad indígena, a pesar de siglos de represión, explotación y despojo no sería igual, de no haber existido las Micaela Bastida, Guacolda, Juana Azurduy, Bartolina Sisa, Fresia, etc. Hoy, son ellas quienes sostienen la lucha inclaudicable por nuestras cosmovisiones, arte, idiomas, saberes y que son ejemplos de nuestras luchas territoriales”. Estos pueblos originarios, que no deberían existir según los vaticinios de los estados liberales y neoliberales y que sin embargo están, existen y se visibilizan, proponen un pacto al estado en el cual reclaman una serie de reparaciones que permitirían construir un estado plurinacional: -Reparación territorial basada en: el reconocimiento y la restitución a los pueblos originarios de tierras aptas y suficientes que están en manos del estado nacional; la aplicación del Derecho a la Consulta y Consentimiento como medio de proteger la vida y los territorios de las comunidades; y la aplicación de la Ley de Relevamiento Territorial (26160) que permite la mensura y titulación de todos los territorios comunitarios indígenas. -Reparación cultural y educativa, que implica: el reconocimiento de las lenguas indígenas como lenguas oficiales del estado argentino y de currículas interculturales y planes de estudio basados en conocimientos ancestrales, cultura, historia, espiritualidad; la creación de universidades e institutos de formación educativa autónoma indígena; y la eliminación del feriado del 12 de octubre del calendario oficial y la promoción de las fechas sagradas de los pueblos originarios (Inti Raymi, Wiñoy Xipantu, Pachamama, etc.) -Reparación de la Pachamama, Madre Naturaleza, a través de: la declaración de la intangibilidad de los glaciares como fuente sagrada de agua; la promoción del Tribunal de Justicia Climática y Ambiental que coloque la salud y la vida de nuestra Madre Naturaleza por encima del Código de Minería, de la destrucción de los desmontes y del avance destructor de la industria sojera; y la derogación del Código de Minería vigente. -Reparación económica mediante: la creación de un Fondo Especial Permanente (Fondo Fiduciario) para generar el presupuesto suficiente que permita la implementación de los Planes de Vidas que cada Pueblo definirá en sus territorios (Desarrollo desde la Identidad). Frente a una crisis civilizatoria, que es a la vez climática, económica, política, social y cultural, es necesario que los pueblos originarios y las organizaciones sociales que reconocen su preexistencia y caminan en el mismo sentido, respondan al llamado que viene de las profundidades de la historia y de la naturaleza: “Nuestra Madre Naturaleza nos llama, nos sacude, nos golpea, para que paremos tanto saqueo irracional. Para estos cambios, no bastan cambios constitucionales. Se requiere un cambio político-cultural, de tiempos y de ética (principios). Un cambio del orden de las cosas, de los símbolos, del lenguaje, de los ritos, de los actos públicos e íntimos de la política. En este cambio, los Pueblos Indígenas Originarios, nos comprometemos a ser actores y sujetos históricos fundamentales”. Si bien es claro que entre los pueblos originarios y sus organizaciones no hay uniformidad de criterios en cuanto a cuestiones importantes, como por ejemplo si el estado es o no un interlocutor válido para solicitarle soluciones en cuanto a las demandas ancestrales de los pueblos originarios, y que esos debates y otros sostuvieron la ausencia de comunidades y organizaciones en la marcha, además de algunas diferencias entre las organizaciones participantes, no podemos negar la importancia de la visibilización de los pueblos originarios en el corazón político del país a través de esta marcha que iluminó la ciudad de colores, dolores y memorias ancestrales, demostrando que los pueblos originarios no son el pasado sino la conjunción de pasado, presente y futuro, en cuyo reconocimiento tiene que necesariamente apoyarse la construcción de una sociedad pluricultural y verdaderamente democrática. Clickear para ver más imágenes de la marcha
*Integrantes del Equipo de Educación Popular “Pañuelos en
Rebeldía” y del Centro de Investigación y Formación de Movimientos Sociales Latinoamericanos |
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