FSM Belem 2009: Carta de los Movimientos Sociales de las Américas | ![]() |
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01-02-2009 Construyendo la integración desde abajo de los pueblos. Impulsando el ALBA y la solidaridad de los pueblos, frente al proyecto del imperialismo.
El capitalismo central está sacudido por una crisis estructural, que cuestiona los paradigmas difundidos por el neoliberalismo, y que promueve su propia deslegitimación. Es una crisis del sistema, que genera sobreproducción de mercancías, sobreacumulación de capitales, y como contracara, el incremento brutal de la pobreza, la desigualdad, la explotación y exclusión de los pueblos, y el saqueo, contaminación y destrucción de la naturaleza. No es necesario describir las múltiples consecuencias sobre la vida cotidiana de los pueblos de la ofensiva de las corporaciones trasnacionales, que avanzaron en la recolonización de América Latina, considerada por las mismas como un gran botín para sus negocios. Denunciamos en distintos foros internacionales y nacionales que nuestras enormes riquezas naturales, y la creatividad cultural de nuestras comunidades, están siendo arrasadas en nombre del “progreso”, la “civilización”, y el “desarrollo” capitalista. Las fuerzas del capital trasnacional y de los grandes grupos económicos locales -expresados por ejemplo en las denominadas multilatinas-, asociadas a una parte considerable de los gobiernos de la región, bajo el mando de la hegemonía norteamericana, desarrollan su ofensiva, y hoy promueven variaciones del ALCA, a través de los TLCs con EE.UU. y Europa. Estas políticas han empujado a la desaparición de poblaciones completas, arrasadas por los megaproyectos de las industrias extractivas y agroexportadoras, y han condenado a los pueblos a una difícil sobrevivencia, asfixiándonos con una deuda externa ilegítima y usurera, desconociendo la soberanía popular y la soberanía nacional. Proyectos e iniciativas como la IIIRSA (Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), esconden tras el desarrollo de interconexiones en infraestructura, la apropiación trasnacional de los bienes de la naturaleza. Para imponer esta lógica, el capital refuerza la violencia y el control militar, promoviendo guerras, invasiones, agresiones, así como el establecimiento de bases militares, de ejercicios militares conjuntos, y la criminalización de los movimientos populares, la persecución de los líderes, así como el desalojo de poblaciones completas. Utilizan intensamente a los medios de comunicación de masas para manipular el consenso de la opinión pública a las políticas represivas, a la penalización judicial, e incluso los asesinatos de luchadores y luchadoras populares. Con conceptos como los de “ordenamiento territorial”, o “seguridad democrática”, se utiliza la matriz de pobreza y exclusión de nuestras sociedades, para el reclutamiento de ejércitos de civiles, y la manipulación de las comunidades con un sentido contrainsurgente. Es en este contexto que EE.UU. activó la IV Flota, como amenaza para los procesos sociales transformadores en el continente, y que en muchos de nuestros países los gobiernos y parlamentos copian los paquetes de leyes “antiterroristas” que utilizan para combatir a los pueblos. Esta crisis representa una enorme amenaza para nuestros pueblos, pero también vemos en ella una nueva oportunidad para promover alternativas populares al sistema, avanzando hacia un cambio estructural, cuya vigencia y viabilidad se vuelven incontestables. 2. Un proyecto de vida de los pueblos, frente al proyecto del imperialismo Los movimientos populares percibimos que el continente está atravesando un nuevo momento político y social, en el que se ha expresado de diferentes maneras, a través de puebladas, manifestaciones multitudinarias, elecciones locales y nacionales, luchas políticas y sociales, el cansancio frente a las políticas neoliberales. Los movimientos sociales estamos en una nueva fase de estas luchas, en el marco de un largo período de transición, recomposición y acumulación de fuerzas, de confrontaciones con el capital, de construcción de nuestras organizaciones, y de formación de militantes con capacidad para asumir los nuevos desafíos. En esta fase vamos intensificando las acciones de resistencia, pero también las experiencias alternativas, de poder popular, de ejercicio de soberanía, e incluso de relación con algunos gobiernos que expresan -de manera contradictoria- los intereses de las mayorías. Los movimientos populares enfrentamos las dificultades que surgen de varias décadas de exterminio de nuestra población y de nuestras organizaciones, y las debilidades que surgen de la confusión social sembrada por el neoliberalismo, a través de sus poderosos medios de incomunicación y manipulación de la opinión pública mundial, de sus políticas educativas monitoreadas por el Banco Mundial, de sus políticas de control social y domesticación, a través del asistencialismo, realizado como forma de reproducción de la exclusión, de la propagación de formas de religiosidad alienantes, de la criminalización de la pobreza, y de la judicialización y represión de la protesta social. Es necesario construir colectivamente un proyecto popular de integración latinoamericana, que replantee el concepto de “desarrollo”, sobre la base de la defensa de los bienes comunes de la naturaleza y de la vida, que avance hacia la creación de un modelo civilizatorio alternativo al proyecto depredador del capitalismo, que asegure la soberanía latinoamericana frente a las políticas de saqueo del imperialismo y de las trasnacionales, y que asuma el conjunto de las dimensiones emancipatorias, enfrentando las múltiples opresiones generadas por la explotación capitalista, la dominación colonial, y el patriarcado, que refuerza la opresión sobre las mujeres. Los movimientos populares defendemos un proyecto de vida, frente al proyecto de muerte, en el que la producción no sea destrucción, sino parte de un proceso creativo, sustentable y con justicia social. Estamos planteando la necesidad de poner en debate un nuevo ideal de vida frente al neoliberalismo y a las órdenes del capital trasnacional y su mando único, que siembra la muerte en guerras, invasiones, y el avasallamiento de la soberanía de los pueblos y de las naciones en todos los Contienetes.
4. Nuestros objetivos El rechazo a las políticas, planes y leyes mineras, de hidrocarburos, agronegocios, agrocombustibles, megaproyectos, a las iniciativas de infraestructura del IIRSA, que destruyen a las comunidades, desconocen sus derechos fundamentales, eliminan la diversidad cultural, destruyen los ecosistemas y el ambiente. La denuncia del modelo de agricultura de las trasnacionales, que se apropian de la naturaleza, y transforman los alimentos en mercancías, y la propuesta de apoyar un modelo de agricultura popular, campesina, indígena, promoviendo la reforma agraria integral. El repudio al pago de las deudas ilegítimas y el reimpulso a la lucha continental contra el pago de la deuda externa. La lucha por la anulación de los tratados de libre comercio con Estados Unidos y Europa, como el TLCAN, con Centroamérica, Chile, Perú; y por la no aprobación del tratado con Colombia. La defensa del derecho de las comunidades y habitantes, por el derecho a la vivienda, la tierra, y por “cero desalojos”. Toda la propiedad tiene que tener una función social colectiva. La defensa de los derechos de los desplazados y desplazadas a regresar a sus tierras, y a tener acceso a todos los derechos humanos y a condiciones de vida digna en donde se encuentren. La denuncia del papel de las instituciones financieras internacionales, como instrumentos del capital. La denuncia del manejo que hace el sistema capitalista de situaciones como el cambio climático, la crisis alimentaria, energética, para promover la privatización y mercantilización de la naturaleza, e imponer la liberalización del comercio dando mayor poder a las trasnacionales. La defensa de nuestros territorios, contra la mercantilización y privatización de la naturaleza. La defensa del derecho al trabajo, el enfrentamiento a todas las medidas neoliberales de flexibilización y precarización laboral, de deterioro del salario. La promoción en todos los espacios de la paridad de género, y la lucha contra la violencia hacia las mujeres, así como por la posibilidad de decidir sobre sus propias vidas. La erradicación de las diferentes formas de trabajo esclavo. La denuncia de la explotación del trabajo infantil, y la lucha por su erradicación. Elevar la movilización de masas contra el capital trasnacional y los gobiernos que actúan como cómplices del saqueo. Es la movilización de masas la que creará la fuerza necesaria para promover transformaciones populares. Elevar el nivel cultural y educacional, y la conciencia de la población. Avanzar en la formación política de militantes populares. Promover procesos de formación política de masas, e impulsar el trabajo de educación popular en las bases. Promover un debate profundo sobre el modelo de desarrollo capitalista, y sobre la necesidad de generar modelos alternativos en todos los planos. Promover una batalla continental por la reforma agraria, contra el uso de las semillas transgénicas, los agrocombustibles industriales, y el agronegocio en todas sus fases. Visibilizar el aporte del trabajo no remunerado de las mujeres a la economía, e incorporar esa mirada en las luchas y propuestas políticas sobre la migración, la soberanía alimentaria y el modelo de desarrollo. Desarrollar acciones prácticas de solidaridad antiimperialista: frente a la represión, la militarización, tal como se manifiesta en nuestro continente, a través por ejemplo de la implementación del Plan Colombia, y de la ocupación de Haití por tropas de países latinoamericanos, contra las bases militares norteamericanas en el continente, la criminalización de los movimientos sociales, la lucha por la libertad de políticos. Impedir y rechazar los asesinatos y desapariciones forzadas de líderes sociales y populares, y de sus allegados. Que pare el método de imponer el lucro del gran capital y del latifundio, con sangre del pueblo. Defender la libre circulación de las personas en nuestro continente. Aportar a los planes de cooperación que existen entre los gobiernos del ALBA, asegurando que beneficien a los sectores más postergados de nuestros pueblos. Apoyar las iniciativas y desarrollar acciones propias dirigidas a erradicar el analfabetismo en nuestro continente. Potenciar la comunicación entre los pueblos, articulando sus redes existentes, y creando nuevas redes donde sea necesario. Aportar a que los y las jóvenes tengan un espacio fundamental en este proyecto, participando desde sus propios objetivos, intereses, conceptos y metodología de construcción. Promover la organización de los/as trabajadores/as, impulsando prácticas que promuevan la democracia de base, y una auténtica democracia sindical. Promover procesos de integración popular en nuestros países. Promover reuniones nacionales para construir una agenda mínima de trabajo con esta Carta. Este proceso de integración, buscará contar con mecanismos concretos de unificación de las luchas, que favorezcan la participación de los movimientos y organizaciones sociales. Organizar un gran debate de los movimientos sociales en todos los niveles, partiendo y priorizando el trabajo de base. Definir planes de acción muy concretos, que apunten a un ejercicio práctico de búsqueda de soluciones concretas para las necesidades cotidianas de vida de las poblaciones. Hacer un diagnóstico que nos permita identificar a nuestras propias fuerzas, y definir el espacio estratégico que sería necesario potenciar. Crear una pedagogía de construcción del espacio común. Sostener y reafirmar la autonomía de los movimientos populares en relación a los gobiernos. Desde esa autonomía establecer una relación desde los movimientos, con los gobiernos que promueven el ALBA. Organizar el intercambio y el conocimiento directo de nuestras experiencias de construcción de poder popular, así como la coordinación continental de las reivindicaciones y demandas de nuestros movimientos territoriales, sindicales, culturales, campesinos, y de comunicación popular. CONVOCATORIA A LOS MOVIMIENTOS SOCIALES DE LAS AMÉRICAS Desde Belém, donde nos reunimos centenares de movimientos sociales de todos los países de las Américas, que nos identificamos con el proceso de construcción del ALBA, nos convocamos y nos comprometemos para: 2. Promover un gran encuentro continental de todos los movimientos, para el segundo semestre del 2009, en camino a la articulación de los Movimientos Sociales con el ALBA. 3. Poner todas nuestras energías para la Movilización Mundial Contra la Guerra y la Crisis, en la semana del 28 al 4 de abril, reforzando el día 30 de marzo, como día de movilización continental. 4. Participar activamente en las movilizaciones e intereses de los pueblos, en las jornadas del 8 de marzo, 17 de abril, 1 de mayo y 12 de octubre, como fechas históricas de nuestros pueblos. 5. Seguir impulsando la solidaridad concreta con los pueblos en lucha contra el imperio, en Haití, Colombia, Cuba, Venezuela, Bolivia. 6. Seguir impulsando las acciones concretas de construcción del ALBA, como los programas de ELAM, de alfabetización de adultos, los cursos latinos de la ENFF, el IALA, la Operación Milagro, etc. Fuente: http://alainet.org/active/28731 |
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