Intervención de Elsa, maestra de “Uso mis manos, uso mis ideas” en el Taller de alfabetización y Educación Popular Imprimir E-Mail
Me gustó mucho la apreciación sobre la movilización interior que significó para personas integrantes del grupo, los que participaban como analfabetos, en relación a este pararse de otra manera frente al mundo.
Me gustó mucho la palabra descubrir, que usó uno de ustedes, porque se trataba de sacar capas de la gente, que le impedían expresarse, y para nosotros significaba sacarnos nuestra capa de colonizadores, lo íbamos descubriendo junto con ellos.
A veces ellos nos ponían en el rol de colonizador, del que sabe, de ahí sale el nombre de la película, por la diferencia entre el trabajador manual y el no manual, el que piensa y el que tiene músculos. Al principio usábamos dibujitos: cabeza chica cuerpo grande, cabeza grande, cuerpo chico,  hasta que pudimos ir armando la idea, pero era un tema que se reiteraba mucho. Por eso la palabra descubrir me gustó mucho porque creo que tiene mucha connotación pedagógica. Se trata de descubrir la mirada del otro hacia el mundo, descubrir su sentir frente al mundo.
En cuanto a (la pregunta de si hubo desaparecidos en ese lugar y momento) sí hubo desaparecidos, no los hubo de los que se ven en la película. Sí hubo muertos por enfermedades provocadas por el trabajo, por cáncer. Se nota la voz afectada de Sparza, de Mario que son los que aspiran todos los venenos de las frutas. Pero esta es una película de grupos entrecruzados. Los que no pudimos quedarnos y tuvimos que optar por el exilio, zafamos por eso, pero hubo compañeros alfabetizadores que cayeron.

Cayetano (otro docente de la Campaña): en todo el país: desde Jujuy hasta la Patagonia.

Elsa: entre  los que hicieron el primer relevamiento, la campaña junto con Rogelio, también hubo desaparecidos, eran militantes de la Juventud Peronista de muy corta edad.

Cayetano: que no eran docentes, eran voluntarios.

(…)

Elsa: En la Universidad de Neuquén invitaron un grupo no docentes universitarias que celebraban el estar vivas y el aniversario de la muerte de muchos compañeros no docentes  que participaban donde trabajábamos. Era muy perseguida la campaña.

Cayetano: no eran solamente del 73, hubo mucha persecución y muerte después del golpe.

(…)

Elsa: en cuanto a la (pregunta acerca de si tenían conciencia de lo que generaban), yo te contestaría que la conciencia era muy compartida, nos generábamos, era mutuo. Una mala periodista porteña habla de que la película parece una escuela de adoctrinamiento y se enojaron mucho algunos de los participantes, pero yo no, dije: sí lo era, a mí me adoctrinaron muchísimo.   
Los que veníamos de la prehistoria de la alfabetización, como dijo Susana, sí trabajábamos solos porque era peligrosísimo en los golpes anteriores. Desde el 73, y en el 74 y 75 nunca estuvimos solos, siempre los que trabajábamos éramos grupos y equipos y salimos con asombro cada noche de ese lugar.
Respecto a que no hay proyecto de país, ese es el proyecto. Cuando no hay proyecto hay que construirlo, no dejarnos caer en la trampita. La ausencia de proyecto es un proyecto y ojalá el lugar para construirlo fuera desde y con nosotros participando, para no quedarnos fuera.
Nadie quedó a cargo de la experiencia. Yo quiero aclarar que hay una idea romántica que pelotea siempre y es si con esa gente continúa la relación.
Un trabajo de alfabetización es un trabajo de alfabetización y se acabó para un militante político. Claro que sigo amiga de la gente y que me encantaría ir a tomar mate muy seguido con ellos, con muchos, con todos no, con algunos más y con otros menos. No son todos iguales, somos todos diferentes, no todos eran buenos y lindos.
El trabajo se termina y se termina, era un trabajo político, una militancia política, no era un trabajo docente.
La escuela brindaba la base de organización simplemente por estar todos los días juntos, semejante grupo con semejante potencia, todos los días a determinada hora todos juntos allí, para bien y para mal, porque venía gente política a pretender manipular esa situación y decían mañana pasamos con un camión porque tenemos un acto en tal parte.
Al principio la gente decía vamos y después empezaron a preguntar: qué es el acto, para qué es, para qué tenemos que ir, para que nos llevan. Y empezamos a aprender. La gente decía que, en los actos de campaña hasta el 73, gritaba “ERP, FAR, FAL y Montoneros, son nuestros compañeros” y preguntaba ¿qué quiere decir ERP, FAR, FAL? Nos dábamos cuenta que, más allá de que no hubiera trabajo de los grupos políticos  en la base, la gente no sabía lo que eran las siglas porque era analfabeta. Y no lo iban a preguntar en el medio de un acto porque no hay espacio para que se expresen. Está el que dirige la batuta, el que baja la línea, el que dice.
Hoy las consignas son mucho más populares, se entienden más, la gente maduró mucho. En aquel momento veníamos de golpes muy terribles, uno dice que después vino lo siniestro, pero hasta que vino lo peor, aquello que habíamos vivido era muy terrible. Nadie siguió trabajando en eso, alguna personas del grupo, por su cuenta, cada vez que encontraban una posibilidad se enganchaban de nuevo para seguir estudiando otro poquito, como en el caso de Ana.
Hay una cosa que no muestra la película, que se nos escapó a todos, porque todos tenemos la memoria muy fragmentada por los hechos que conocemos, ya que todo hecho traumático fragmenta cronológicamente y de todas maneras la memoria.
Lo que se nos escapó es que la gente obtuvo los títulos de propiedad de la tierra y no ocurrió lo mismo que a orillas del río Limay.  Allí, en la ciudad de Neuquén capital, estaba el barrio más pobre de Neuquén porque se inundaba. Cuando se hizo el Chocón ya no se inundó más, desalojaron ese barrio y se construyó el barrio más residencial de Neuquén, porque está a la orilla del río. Esto hubiera pasado en el caso del río Neuquén si no hubieran tenido el título de propiedad de las tierras.
Ustedes habrán visto que hay casas bonitas, con chimenea, azulejos. Hay expresiones, como las que dice Ana: me hecho mi bañadita, que significan el agua caliente dentro de la casa. Cuando llegamos no había bañadita con bañera, había lavadita con la palanganita. Estas son las cosas que cambian, no sólo en el interior, sino que dignifican, porque cambia también la calidad de vida.               
Ellos sí pusieron plata para comprar las canillas. La municipalidad compra los caños, y mientras ellos construyen el centro comunitario, ponen plata para comprar las canillas, porque todos juntos las podían comprar por mayor. Y tenían canillas para todo el barrio, no sólo para los integrantes del grupo escolar. Pusieron el agua para toda la villa, que es muy grande y tenía dos sectores enormes. Esto lo recordaron ahora, gracias a la película. También hicieron el tirado de caños para el otro lado, donde no había gente que viniera a la escuela. Y pusieron luces en la calle por el miedo que en la película se nombra varias veces.

(…)

Respecto a (la pregunta acerca de cómo se vivió la frustración) creo que la reparación que significó la película para todos los que participamos de la experiencia, vino a paliar la frustración, personal y general de la gente que participó del proyecto. Cuando la película se estrena fue tan reparador, que no se puede medir en calidad. Ni los maestros de la guardería sabían que esa gente había levantado ese edificio. Esas dos mujeres que pasan hoy en bicicleta frente a la guardería son dos próceres.
Esa es una historia particular que la película insinúa, esa amistad entre esas dos mujeres. Divina se escapa a los 14 años de su casa en Chile para venirse con su Genaro y se hace amiga de Ana al llegar allí. Desde entonces crecen juntas esas dos mujeres, con todo lo que implica para dos mujeres crecer ahí, con las crecidas del río. Divina pierde el primer embarazo por las víboras.
En relación a si creció el analfabetismo, sí creció. Hablando con Cayetano yo le decía que me puse muy ambiciosa. No sólo quiero que se alfabetice la gente que quedó fuera del sistema, sino que además se cierre la fábrica que está en la escuela.
La fábrica de analfabetos está en la escuela primaria. Creo que desde el ministerio se pueden escuchar planes y apoyar a muchos maestros muy concientes de su rol, responsables y trabajadores que enfrentan al gobierno de turno. En la película yo aparezco como demasiado sancionadora de los profesionales y esto no me gusta tanto.
En realidad, conozco docentes del sindicato de Mendoza, subvencionados por UNICEF, y este sindicato es una maravilla de declaración de principios.  ATEN en Neuquén es una maravilla de sindicato. Hay muchos trabajadores en todo el país, así como médicos en la frontera, en los hospitales, que son profesionales buenos.
Lo que pasa es que un estado no puede gastar semejante cantidad de dinero para que uno de cada cien salga bueno. Y los demás, por ejemplo, algunos abogados estén recorriendo las villas los lunes para ver quién quedó preso el fin de semana, para cobrarle a la mamá los honorarios de sacarle al pibe. Van a los hospitales a ver quién se emborrachó, quién cayó con una herida, y los vemos los lunes a la mañana en las villas, para ver a quién le sacan $100 0 200 para pagar la fianza, cosa que es mentira.

(….)         

Elsa: las únicas dos palabras que aparecen en la película fuera del léxico popular son: “dictado”, que la utiliza Fermina, hoy a cargo del Instituto de  Formación Docente, que estaba en ese momento haciendo el colegio secundario o sea que tenía toda la influencia del sistema educativo, por eso usa la palabra dictado.
Y Clementina, que tenía el impacto de su tercer grado, usa la palabra “redactar” una carta, todos decimos escribir una carta. Esto muestra hasta qué punto el lenguaje marca diferencias y la diferencia de lenguajes tiene presencia en la película.
Cuando yo aprendí a leer había una lectura que decía “la pipa de mi papá”, ¿quién fuma pipa en este país? Este es el no proyecto, está lleno de proyectos el no proyecto, hay que descubrirlos.
Cuando intervienen el gobierno de Rogelio Córdoba, lo hace el señor feudal Sapag, que intervino todos los municipios peronistas, más allá de los enfrentamientos internos del peronismo.
Rogelio tenía 32 cargos de malversación de fondos por proyectos como las cañerías, la construcción del centro comunitario. El gobierno de Rogelio es interrumpido en diciembre y nosotros fuimos incorporados por la Universidad del Comahue, dentro de extensión cultural, en el circuito de “Cine en barrios”, que dirigía Modesto López.
Así se abre un panorama, porque el cine ahorra muchísimo tiempo en el proceso de conciencia. A la segunda película había lo que nosotros llamamos, desde la clase media, lenguaje cinematográfico, cultura cinematográfica. Se citaban cosas entre sí, comparaban con las realidades de ellos, cosas de La guerra gaucha, de Las aguas bajan turbias, de Los inundados. Planteaban también cosas que no entendían, porque también vieron La hora de los Hornos de Pino Solanas, una película muy preciada por nosotros pero inentendible para ellos.
Preguntaban ¿qué quiere decir todos esos santitos que se ven? Y era la Recoleta. Vemos también como lo lenguajes bienintencionados pueden llevarnos a cualquier parte, cuando soltamos la raíz. Pero eso aceleró el proceso. Yo envidié el tren cultural chileno, además del asesoramiento de Freire en la campaña de alfabetización chilena.

Cayetano: en el 73 estuvimos diez días con Freire en todo el país. Fue en todo el país y fue una cosa muy interesante, hasta en los pueblos más apartados. A veces en un árbol, a veces en un dispensario, a veces en un teatro, la gente leía a la noche.

Elsa: en ese caso eran pocos los aislados. La movilización nacional que produjo CREAR era tan grande que muy poca gente quedaba aislada. Los docentes o militantes llegaban a todos los rincones. No iban cazando alumnos para tener el carguito, como con Alfonsín.

Susana: es importante el vínculo que Elsa tenía con ellos, me parece que en alfabetización esto es central, corre el afecto. Otra cosa importante es la preocupación por la vida personal, por el trabajo, cómo se articulaban en ese momento tantas variables que Elsa  enlazaba coordinando un grupo. Me parece que todo esto a veces no es suficientemente repensado, este rol de sostén que tiene un docente, este vínculo de diálogo, retomando lo que dice Freire respecto al método dialógico, la dialogicidad. Por eso recuerdan a Elsa no sólo como la “señorita” que “enseñaba, sino porque algo más sostenía.

Elsa: empezamos en Centenario en el 73, pero había ya un grupito que había estado en San Martín de los Andes y otras compañeras, también estudiantes de ciencias de la educación, que estaban trabajando por su cuenta en Zapala, a las que no conocíamos y se estaban por lanzar a alfabetizar.
Nos empezamos a reunir y a diseñar la posibilidad de una campaña provincial. Empezamos a leer Freire, que yo creo que no está suficientemente leído, en el sentido de ser dialogizado Freire entre nosotros.
Empezamos esa experiencia riquísima con dos compañeras que están ahora en ATEN, nos reuníamos los fines de semana. Dependíamos de que teníamos buenos trabajos, buenos ingresos, nos movilizábamos a Zapala, a San Martín y todo estaba a cargo nuestro. Parábamos en nuestras casas, gastábamos muy poco, pero por más gasolero que fuera, nos teníamos que mover y nos sentábamos todo el fin de semana leyendo y discutiendo a Freire. Cuando aparece CREAR es el gran ámbito, porque no solamente se disemina en todo el país, sino que nos convoca a los responsables de cada región en un encuentro nacional y teníamos la posibilidad de reflejarnos y recoger otras experiencias,  quedar comunicados con otras provincias y hacer conciente este fenómeno, que no siempre era conciente.

Elsa: para sintetizar yo diría que la utopía también se construye.(…)
(sobre pregunta respecto de los docentes) Respecto a los docentes, a la situación de agobio y hermetismo, yo lo admito, sobre todo lo de los salarios, pero también es cierto que cuando un docente quiere hacer huelga y quiere hacer carpa no pide permiso y rompe lo que haya que romper. Se puede también romper una currícula que no va.
Lo que sí tiene que hacer es mover un poquito el traste de la silla y dejar que los chicos también muevan el traste de la silla. Tiene que dejar de pensar en esa falsa comodidad de seguir todo el ordenamiento, porque nadie se le impone verdaderamente. Es la falsa comodidad la que le impide seguir adelante y la que convierte a la escuela en el lugar de la desdicha.
No hay un solo ser feliz que vaya a la escuela.  Nadie está contento con la escuela: ni los papás, ni los alumnos, ni los docentes ni las autoridades. Algunos chicos decían lo que más de gusta de la escuela es el recreo, otros, las vacaciones. Ahora dicen la comida. Hay que pensar mucho en la escuela, o la cerramos y a otra cosa, vemos cine, teatro, títeres. No podemos estar padeciendo tanto ¿cómo puede ser? ¿cómo puede ser que reproduzcamos este sistema? (…)

Elsa: me asombra y me conmueven la fuerza y las experiencias que traen. Mi recomendación es no al aislamiento, pero primero el nuestro, comunicar y comunicar cada vez más. Empecemos por casa. Ya ven que aparecen aquí las respuestas para todo, no hace falta que nadie diga nada.
 
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