Cromañón, A un Año de la Destitución - Susana Etchegoyen Imprimir E-Mail

Legisladora de la Ciudad (mandato Cumplido)


Hablando para Mí-( fragmento) de Roque Dalton Garcia

Desde cuando creíamos en las instituciones burguesas?. En lo personal, intentaba además en aquella época procesar el brutal estallido del bloque de Autodeterminación y Libertad que me llevó no solo a formar un bloque unipersonal y a replantearme el sentido de permanecer en la representación sin el proyecto político que me había llevado a la banca.

Cuando decidimos participar en las elecciones del 2003, muchos de los que rechazábamos la representación y apostábamos a nuevas formas de construcción política aceptamos entrar al vientre de la bestia para ver si era posible, por los intersticios de la superestructura sumar potencia a las luchas de las cuales éramos parte. El sueño de muchos compañeros se hizo trizas y cada uno intentaba restañar sus heridas como podía. Entonces, el vendaval de muerte y horror que trajo Cromañón, nos obligó a despertar ante la monstruosa constatación acerca de cómo el capital que transforma la vida en mercancía es dueño, socio y parte del Estado que en otro tiempo se proclamaba garante de la misma. Las reuniones de jefes de bloque se sucedían en el salón Eva Peron, la corporación desplegaba todos sus recursos para desactivar la lucha en la calle, pero sobre todo para impedir que la misma ganara el recinto. No era posible observar diferencias ostensibles entre ibarristas (declarados o simpatizantes como el ARI y el socialismo), macristas y kirchneristas que con diferencias internas ostensibles, recibían permanente presión y amenazas desde el Ejecutivo Nacional para defender lo que ya estaba claro era indefendible.

La lucha de padres familiares amigos y de la ciudadanía, sin embargo derribó las barreras defensivas y a pesar de que no logramos los votos para la interpelación, Ibarra tuvo que concurrir al recinto a dar explicaciones. Entonces en la medida en que la trama de corrupción, coimas, negociados y complicidades, era develada la convicción sobre la necesidad de insistir e impulsar el juicio político fue creciendo en muchos de nosotros.

De esta manera perversa, que cobró la vida de tantos chicos, mi permanencia en la banca para sumar potencia a la lucha por verdad y justicia se re-significó. No pudimos lograr que se fueran todos como cantamos en el 2001, pero al máximo responsable por la muerte de casi 200 jóvenes llenos de sueños y de vida, podíamos destituirlo. Durante el año 2005 la Comisión Investigadora y la Sala Acusadora, vigiladas de cerca por padres, familiares y sobrevivientes, llegaron a la conclusión de que el juicio político era procedente. No podíamos creer que en definitiva y más allá de todas las operaciones, la compra de votos, y el despliegue fastuoso del aparato extorsivo y disciplinador del Estado sobre los bloques legislativos, el juicio avanzaba, imparable. Todos sabemos cuan difícil fue lograr sumar los diez votos necesarios para la destitución. Familiares padres, sobrevivientes y amigos que acompañaron el proceso fueron testigos asombrados del inagotable flujo de influencias que el poder sabe desplegar sin piedad ni ética para lograr sus objetivos. La corporación legislativa se contraía presa de convulsiones y espasmos, al tomar conciencia del peligroso precedente que sentaba al echar a uno de sus hijos pródigos. Pero allí estaban los padres y familiares, recorriendo los despachos, los pasillos y los baños, exigiendo, advirtiendo que esta vez no iban a permitir que la impunidad ganara otra batalla. Allí estaban parados, dignos desde su dolor sin consuelo, recordando a todos los legisladores para qué estaban sentados en sus bancas y a quien debían responder.

Muchos diputados y asesores susurraban en privado:" nunca se va a permitir que la gente, el común, el pueblo… eche a un jefe de gobierno,… es un antecedente intolerable,… ya van a ver, los diez votos no están. Ibarra ya se aseguró seis votos,… Olvídenlo"…

Pero cuando la desesperanza nos ganaba, allí estaban los padres seguros, firmes marchando y en vigilia, sin renunciar nunca a la lucha. El 7 de Marzo de 2006, diez legisladores votaron ante la mirada incrédula del oficialismo la destitución del Jefe de Gobierno de una de las grandes capitales del mundo.

Hoy a un año, Ibarra grita cruel desde el cartel "voy a volver"; los padres, familiares sobrevivientes y amigos en lucha saben que los cantos de sirena de la corporación política de la ciudad de Buenos Aires que auguran su retorno, solo pueden embaucar a navegantes incautos, pero nunca a quienes han transformado el dolor en potencia, y la lucha en razón para vivir.

En diciembre de 2005 culminó mi mandato como legisladora de la ciudad de Buenos Aires. Todavía reflexiono acerca de mi experiencia en la superestructura; todavía tengo mucho que procesar y aprender de la misma para poder valorarla con justicia, lejos de los dolores que me ha causado.

La ciudad de Buenos Aires no volverá a ser la misma después de la masacre del Boliche Cromanón, y aunque la clase política finja amnesia, la superestructura exhibe desde la destitución del jefe de gobierno, una herida ética que en cualquier momento puede derrumbarla; el pueblo de la ciudad de Buenos Aires con la movilización y la fuerza de la verdad, sabe como hacerlo.

NI OLVIDO NI PERDON!
LOS PIBES DE CROMAÑON PRESENTES!
AHORA Y SIEMPRE!

…Además, es este siglo obligatorio que en airada espesura nos reúne, el que regala al ojo la cumbre y el camino, el que pregunta al alma por sus puños finales, el que deja vibrando la fiel liquidación de las preguntas. El panorama es un cuchillo rudo: uno nace entre todos los hombres y los árboles, pariendo el junco responsable que el huracán penetra: posee uno la lámpara que con su luz idéntica descubre donde nace la lágrima digna de ser borrada en lo que nos rodea.En Enero de 2004, unos pocos legisladores integrantes del Interbloque de Izquierda, presentamos el pedido de juicio político al entonces Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra. Habían transcurrido pocos días desde la masacre del Boliche Cromañón y los medios de comunicación sumaban diariamente otra víctima fatal a la lista ya conocida. No había por cierto acuerdo en el interbloque para la presentación, algunos compañeros sostenían que intentar por la vía de las instituciones burguesas la destitución de Ibarra, un miembro estelar de la corporación política de la Ciudad, era delirante, y además nos distraía en momentos en que la lucha de familiares y amigos en la calle, acompañada por gran parte de la ciudadanía capitalina amenazaba con llevarse puesto a todo el ejecutivo de la Ciudad y sacudía las alianzas parlamentarias que sostuvieron y garantizaron durante cinco años de gobierno ibarrista las condiciones que gestaron y produjeron la masacre de Cromañón. La discusión estaba abierta, y las reuniones de interbloque eran tempestuosas. Podíamos atacar así a Ibarra sin ser acusados de complicidad con la derecha?, algo que constituye para la izquierda la peor pesadilla. Qué cambiaría si se iba Ibarra?, después de todo si el se iba venía Telerman.
 
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